Los estudiantes con ceguera o disminución visual tienen derecho a acceder al conocimiento en igualdad de condiciones que los demás. Para ello, la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) se encarga de adaptar todos los materiales de cada cursada para que los alumnos con discapacidad visual puedan contar con la bibliografía accesible para ser leída a través de las aplicaciones o programas que usan.
La Biblioteca UNQ, en conjunto con la División de Salud y Discapacidad, viene realizando un trabajo constante de accesibilidad del material académico para estudiantes con discapacidad visual. Facundo Sobrido, que ya está terminando la Diplomatura en Ciencias Sociales y a punto de comenzar la Licenciatura en Historia, sabe muy bien lo que esto significa. Hace diez años terminó una carrera universitaria y él mismo tuvo que escanear cada libro y texto que usó durante sus cursadas. Hoy se siente aliviado de saber que la UNQ le entrega el material adaptado. "Siempre hice yo mismo este trabajo y es muy duro. Hoy me siento muy cómodo en la UNQ que me entrega este material ya adaptado", explica el alumno.
La iniciativa surgió de la Biblioteca UNQ hace ocho años atrás cuando, a partir de integrar la comisión de discapacidad que se había formado, se inquietó por cómo iban a hacer para acceder a los textos las personas ciegas que ingresaban a la Universidad. Fue así que, a través de la participación en una subcomisión de Bibliotecas dentro de la Red Interuniversitaria de Discapacidad y Derechos Humanos, empezaron a capacitarse y aprender. "Comenzamos a adaptar los módulos de ingreso a la UNQ para los estudiantes", explica Karina Meana, responsable de la Biblioteca accesible.
El proceso de adaptación es arduo y se realiza a partir del libro o material que los docentes proponen para las cursadas. En realidad, el circuito de trabajo comienza cuando los estudiantes con estas necesidades se inscriben y la División de Salud y Discapacidad, a cargo de Gabriela Capel, recibe la información. Primero se detectan las necesidades de los estudiantes, luego se pide a los docentes de las materias donde cursan estudiantes con discapacidad visual que proporcionen la información de la bibliografía que usarán, si es posible en formato digital, y desde allí la Biblioteca realiza todo el proceso de adaptación de cada uno de los textos.
Las personas ciegas o con disminución visual utilizan un lector de pantalla. Hay aplicaciones que los leen en voz alta. Incluso los celulares tienen funciones de accesibilidad, cambian los colores, aumentan las letras o leen lo que hay en pantalla. Pero estos programas que usan no pueden, por ejemplo, describir una imagen, un gráfico, por lo cual es necesario realizar un proceso de adaptación en el texto.
El proceso tiene varias etapas. Comienza con la conversión de un texto digitalizado a un texto editable a través del paso por un reconocedor óptico de caracteres, luego se realizan correcciones de los errores dejados por el ocr y luego se hacen las adaptaciones que necesitan los documentos porque todos los gráficos, las fotos o imágenes, y los dibujos necesitan contar con una leyenda o descripción de manera que el programa luego pueda leerlo. Además, se adecuan las tablas, el diseño, las notas, para que resulten de fácil lectura y comprensión.
"Al principio el trabajo es arduo porque queremos que los estudiantes tengan los mismos textos que todos para acceder en tiempo y forma a los textos de las materias y en igualdad de condiciones", sostiene Meana. La comunicación con los estudiantes es constante. "Necesitamos saber si pueden acceder a toda la información, si necesitan otra adaptación, modificaciones, o algo con urgencia", comenta Meana. Además, el material que adaptan queda disponible para otras personas con discapacidad y otras bibliotecas que lo necesiten.
Atrás quedaron los tiempos en que Facundo era chico y en noviembre o diciembre su mamá le hacía transcribir a braile todos los manuales de estudio de la primaria. Después avanzó la tecnología y empezó a escanear todos sus textos él mismo. "Hoy puedo estudiar libremente, sin esta presión", dice el alumno, "aunque todavía disfruto de digitalizar mis textos".
Actualmente la Biblioteca está dando capacitaciones a los estudiantes de los profesorados de la UNQ en sus prácticas para que también puedan garantizar una accesibilidad a los textos y al material educativo. Esto está enmarcado en un proyecto de Extensión en articulación con la Division de Salud y Discapacidad y docentes de los profesorados. "Esta posibilidad de dar a los estudiantes herramientas y conocimientos sobre los ajuste razonables es fundamental para nuestro futuros docentes a la hora de pensar estrategias áulicas con estudiantes con discapacidad", comenta Gabriela Capel.
De esta manera la Universidad responde a la Ley Nacional de Educación Superior que da derechos a que todas las personas con discapacidad reciban los apoyos, estrategias y adecuaciones que requieran para garantizar sus estudios.