El 27 de septiembre de 2021 se llevó adelante en Colombia un encuentro por el 30 aniversario del Mercosur, organizado por la Oficina de Relaciones Interisntitucionales (Universidad Nacional de Colombia), la Universidad del Atlántico (representado por Adriana Del Villar de la Coordinación de Internacionalización en Casa y Curricular) , y la Universidad Nacional de Quilmes (representado por Graciela Arellana de la Coordinación de Vinculación Internacional de la Dirección de Relaciones Internacionales), con la participación de funcionarios de tres de los miembros fundadores del Mercosur, y con docentes de ambas universidades por el lado académico.
El Rector, Jairo Antonio Contreras Capella, remarcó la importancia del evento en torno a reflexionar sobre la centralidad del MERCOSUR en el proceso de integración regional A continuación, la Lic. María Andrea Bocanegra (Jefa de Oficina Jurídica de la Universidad del Atlántico) realizó una introducción en la cual enfatizó en ciertos datos del Comercio del Mercosur y la relevancia de su poder de tracción de demanda y capacidad de abastecimiento en la región, destacando el potencial de la producción de alimentos, que además de poder garantizar la soberanía alimentaria de los miembros, cumple un rol relevante abasteciendo a muchos países que son deficitarios en este rubro.
Siguiendo un orden alfabético, y no el de la presidencia Pro Tempore, las intervenciones nacionales se inició con la Lic. Natalia Gajst de la Argentina (funcionaria de la Sección Económica y Comercial de la Embajada en Colombia) se centró en la importancia del MERCOSUR, señalando que tal como es el título de un libro publicado por la Cancillería por el 30 Aniversario del proceso, “MERCOSUR: una política de Estado”. En torno al proceso en particular, presentó sus principales etapas, el formato institucional, la frecuencia de reuniones de los principales órganos y el modo en que se toman las decisiones y el carácter vinculante de la misma. También explicitó que le MERCOSUR tenía una Agenda más amplia que el comercio, involucrando temas laborales, de ciudadanía, de cooperación en Salud, Ciencia y Técnica, entre otros ámbitos.
Le siguió el representante de Brasil, el Lic. Eduardo Moretti (Segundo Secretario, Sector de Agricultura, Economía y Energía, de la Embajada en Colombia), y en primer lugar coincidió con la representante de la Argentina en el sentido que para su país el MERCOSUR también es una política de Estado, estando incluidos en el Art. 4 de sus Constitución “La república de Brasil buscará la integración hacia una Comunidad Sudamericanas de Naciones”. Señaló que el Mercosur no tiene como objetivo solo la integración entre sus miembros, sino con la región y el mundo. En ese sentido pasó revista a los Acuerdos extra regionales del Mercosur, de modo de contrarrestar aquellas visiones que lo ven como un bloque cerrado. “Incluso desde 2019 tenemos una especie de Área de Libre Comercio regional desde el MERCOSUR, a partir tanto de los Acuerdos firmados por este bloque como de los avances en las negociaciones de la ALADI”, agregó. Señaló la relevancia cuantitativa del MERCOSUR para la región, tanto en PBI, en población como en el territorio ocupado. También señaló el dinamismo del comercio que entre 1991 y 2020 se multiplicó por siete. A fin de provocar la reflexión, señaló que la persistencia de la exclusión del Sector Automotriz del MERCOSUR hace que esta Acuerdo no cumpla estrictamente con al Art. XXIV del GATT, que es el salvoconducto para tener la excepción de los socios a la cláusula de nación más favorecida. Por último, señaló que las negociaciones extrazona también han acelerado el ritmo de los compromisos intra zona, y que muchos avances, como Inversiones o compras Públicas, fue determinante la negociación con la UE.
Cerrando las posiciones de los miembros, expuso la Lic. Miryan Benítez (representante de temas de cooperación científico y técnica en la Embajada en Colombia), y además de destacar también la importancia del MERCOSUR para su país, señaló el peso simbólico que el tratado fundacional se haya celebrado en Asunción, y que órganos como el tribunal de revisión Permanente, estén establecidos en dicha capital. Por otra parte, destacó la situación de Paraguay en el bloque, no solo por ser el país de menor desarrollo relativo y tamaño económico, sino también por carecer de litoral marítimo, lo cual lo hace más dependiente de sus socios para poder efectuar comercio extrazona. En este sentido señaló que la estructura inicial de 1991 prácticamente no tuvo en consideración temas de trato especial y diferenciado, y que esto recién se revirtió en 2004 con la creación del FOCEM (Fondo de Convergencia Estructural del MERCOSUR), que es financiado por los países de mayor tamaño y desarrollo y las inversiones se realizan principalmente en Paraguay y Uruguay. Destacó la cooperación en temas de saludo en el contexto de la pandemia, y de cara al futuro y las tensiones que atraviesa el bloque, señaló que es necesario llevar adelante acciones comunes, en base al interés comunitarios buscando una visión compartida en base al consenso.
Las presentaciones se cerraron con una mirada académica a cargo del Lic. Ramiro Bertoni de la UNQ, quien se centró en un análisis del comercio intra y extra regional del bloque, argumentando que es en parte en esta dinámica de la cual se desprenden en parte las tensiones de la agenda externa. Es decir, un proceso de integración más dinámico y profundo, probablemente hubiera concitado mayores consensos y por lo tanto menores búsquedas de negociaciones individuales.
Para a este desarrollo, utilizó una presentación con una serie de gráficos, que corresponden a un artículo realizado en co-autoría (con el Lic. Nicolás Moncaut) que forma parte de la publicación ya nombrada de la Cancillería Argentina (MERCOSUR: Una política de estado).
En primer lugar, se expuso un gráfico con el comercio intrazona, en valores y en participación relativa. Así, se bien se confirma lo señalado previamente de su dinamismo en términos absolutos, multiplicando por siete entre puntas y por más de diez, respecto 1991 y 2011, también puede verse un desempeño menguado en cuanto a que el comercio intrazona fue perdiendo participación en el total del comercio. Partiendo de aproximadamente un 10% en 1991 alcanzó un pico en torno al 25% en 1997/98, seguido de una tendencia decreciente que hacia 2019 solo un 11% se destinaba a la región (prácticamente lo mismo que al inicio)
Este debilitamiento se dio tanto del lado de las exportaciones como de las importaciones, y en ambos caos, el Sudeste Asiático y China en particular explican gran parte del proceso. En las ventas del bloque, los productos primarios (soja y mineral de hierro) se encontraron entre los más dinámicos, tanto por volumen como por precio, restando relevancia al flujo intrazona –que también creció en términos absolutos). Por el lado de las importaciones, el incremento de cuota de mercados por parte de las exportaciones asiáticas en el MERCOSUR, principalmente han tendido a desplazar a las ventas industriales de la Argentina y Brasil, fuertemente las bilaterales, y en menor medidas hacia los otros socios).
Más allá de la evolución temporal, si se toma un valor promedio para todo el período, se observa que Brasil es quien menos depende del Bloque, con solo un 10 % de sus ventas y sus compras dirigida a sus socios, luego la Argentina destina sus compras en un 30 % al bloque y sus ventas en un 25 %, y luego Uruguay y Paraguay entre el 35 % y 40%. Con lo cual es clara la relación inversa entre tamaño de la economía y dependencia del bloque.
En cuanto al perfil de la inserción, para todos los miembros existe un mejor perfil en sus ventas al bloque que hacia extrazona, en el sentido que hacia sus socios exportan manufacturas más complejas y con mayor valor agregado, en diversas proporciones. Sin embargo, esto debe matizarse, dado que, para Brasil, a pesar e lo señalado, si tomamos el total de sus exportaciones de manufacturas industriales, una mayor parte se destina hacia fuera de la región, mientras que para el resto de los socios al menos la mitad de este tipo de productos se vuelca a la región.
Más allá de los flujos de comercio, la principal diferencia en cuanto a las estructuras productivas de los socios es que mientras Argentina y Brasil tiene un importante sector industrial que estaría en riesgo con una apertura acelerada hacia ciertos países o bloques, los socios menores tienen mucho para ganar y poco para perder, orientándose más hacia acelerar negociaciones externas.
Luego se abrió el panel a preguntas, y se dio un muy interesante intercambio entre los participantes y todos los expositores, por lo cual se considera que la actividad cumplió tanto con el objetivo de poner en mayor conocimiento la experiencia del MERCOSUR como también haber generado exitosamente una actividad conjunta entre la Universidad del Atlántico. (Barranquilla-Colombia) y la Universidad Nacional de Quilmes (Buenos Aires -Argentina).