Fuente de financiamiento: UNQ
Estado: Finalizado
Tipo: Proyecto I+D
Departamento/s:
Ciencias Sociales
Director/es:
Rossi, Luis Alejandro
La filosofía de Heidegger posterior a 1927, más que una ruptura, es una radicalización de cuestiones que ya había planteado durante la década del veinte. Pero es ciertamente en estos años en que también tendrá lugar la radicalización política del filósofo. Creemos que ello no es un accidente, sino que es precisamente esta radicalización filosófica la que lleva a Heidegger a buscar una elucidación filosófica de la política que se presente a tono con las nuevas exigencias que cree detectar no sólo en la situación alemana, sino también mundial, que a causa de la crisis económica y social, a su juicio se presenta como el signo evidente del desequilibrio que provocará la ruptura definitiva con el mundo moderno, signado por el subjetivismo, el individualismo y el liberalismo. Este diagnóstico se insinúa ya en textos de 1929 y no hará más que intensificarse en los años siguientes. No obstante, no son sólo estímulos externos los que enmarcan estos cambios en su pensamiento, sino que a nuestro criterio Heidegger emprenderá en estos años un prolongado y sin embargo soterrado diálogo con las obras de Carl Schmitt y de Ernst Jünger. En la exégesis algunos intérpretes acercan a Heidegger a posiciones como las de los revolucionarios conservadores. Sin embargo, en el dilatado campo de la bibliografía heideggeriana son contados los estudios que examinan en detalle las relaciones de su pensamiento en estos años con ideas centrales de la filosofía política de Carl Schmitt y de la ensayística de Ernst Jünger. En nuestra opinión, si bien Heidegger no siempre concuerda con las soluciones propuestas por estos autores, sí examina de modo detallado las problemáticas planteadas por ellos y así ambos se presentan como interlocutores u objeto de consideraciones polémicas. La importancia que a partir de estos años el filósofo concederá a la problemática de la técnica, así como su consideración de Nietzsche como aquél que ha pensado de modo más radical esta cuestión, es claramente deudora de las ideas de Jünger, quien elevaba a Nietzsche al rango de intérprete privilegiado de la era tecnológica. Asimismo, las reflexiones de Heidegger acerca de la naturaleza del pueblo, de la fundación del Estado y posteriormente de la esencia de lo político como ligado a la polis no pueden comprenderse sin tener en cuenta las posiciones previas de Carl Schmitt sobre esas cuestiones, en las cuales, la supuesta neutralidad de la técnica es puesta en cuestión como una forma de funcionalización y despolitización